Los fanboys condenados a la obsolescencia.
Recientemente fue anunciado el iPhone5 por Apple en un gran evento dispuesto para dar a conocer este nuevo dispositivo al mundo. No es una sorpresa todo el revuelo que ocasionó un anuncio de esta naturaleza en el Internet y el mundo en general. No pretendo hacer una reseña del evento ni tampoco pretendo criticar o alabar el nuevo teléfono, para eso ya hay muchos artículos y videos que lo hacen desde muchas perspectivas. En realidad toda esta efervescencia ocasionada por el anuncio de un producto me hizo reflexionar sobre un tema en específico: los fanboys.
Un fanboy puede definirse en el sentido más básico del término como una persona que es devota a una actividad o temática en particular. Nótese que el concepto clave en esta definición es la devoción, el cual es crucial para el desarrollo de este texto.
Esta definición es completamente genérica y fácilmente aplicable a cualquier área de interés, sin embargo y tal como el comienzo de este texto lo marca, hablaremos del fanboy perteneciente al subconjunto de la tecnología (incluidos los videojuegos).
The scenes I witnessed at the opening of the new Apple store in London's Covent Garden were more like an evangelical prayer meeting than a chance to buy a phone or a laptop. --
En una sociedad moderna las personas tenemos un conjunto de derechos que podemos ejercer, uno de los más importantes es la libertad. Este derecho es tan ambiguo (y libre) que una persona tiene el derecho a ejercer su libertad o no: está en su derecho. Las razones por las que una persona renuncie a su libertad pueden ser muchas, y esas razones no las discutiré excepto una: la libertad de renunciar a su libertad.
La historia ha demostrado que los humanos tenemos un gran deseo tácito por pertenecer y ser aceptados, somos seres sociales. Algunos grupos sociales nos exigen que para ser aceptados renunciemos a nuestra libertad.
Retomando el término crucial devoción (la entrega total a una experiencia, por lo general de carácter místico) se entiende que para que una persona sea devota necesita decidir serlo, y esa decisión implica aceptar algunas cosas y renunciar a otras. Todo esto implica que la devoción nos hace pertenecer a un circulo social.
En el aspecto espiritual de una persona este es el camino correcto pero en un aspecto comercial no lo es. Recordemos que las marcas no son religiones, ni los dueños de ellas son Dioses y nosotros no somos creyentes más bien consumidores.
En el sub-mundo de la tecnología, al decidir ser fanboy de alguna marca, implícitamente estamos renunciando a todos los demás productos. Recordemos que el objetivo de las marcas es vender productos y lo único que desean los dueños de ellas es el contenido de nuestros bolsillos. Por esta razón el consumidor ideal para una marca es aquel que consume todos sus productos devotamente sin dudarlo con la promesa implícita de pertenecer a un supuesto grupo social selecto.
La cuestión en todo esto no se trata de Apple vs Samsung, Nintendo vs Sony vs Microsoft, Nokia vs LG, Mario vs Sonic, Coca vs Pepsi, McDonalds vs Burger King; tampoco se trata de quien demandará y ganará millones; ni tampoco quien domina el mercado, lo que en realidad está en juego es nuestra libertad.
Seamos consumidores inteligentes, no devotos, no renunciemos a lo más preciado que tenemos. Al final lo que importa no es que marca elijamos, importa la libertad y las razones con la que decidamos. Los productos y las campañas publicitarias son diseñadas por mercadologos que ingenian astutos mensajes para convencernos de que necesitamos lo que venden: un objeto inerte. Necesitan converncernos de que necesitamos su producto porque ellos mismos saben que no es así.
La tecnología está destinada a ser obsoleta así que cualquier fanatismo hacia ella también lo está, no olvidemos que los productos son solo objetos, poseer el más nuevo o "el mejor" (lo cual además es muy relativo) no nos hace mejores personas así como no tenerlos no nos hace peores. Respetemos y defendamos nuestro derecho fundamental: la libertad.
Un fanboy puede definirse en el sentido más básico del término como una persona que es devota a una actividad o temática en particular. Nótese que el concepto clave en esta definición es la devoción, el cual es crucial para el desarrollo de este texto.
Esta definición es completamente genérica y fácilmente aplicable a cualquier área de interés, sin embargo y tal como el comienzo de este texto lo marca, hablaremos del fanboy perteneciente al subconjunto de la tecnología (incluidos los videojuegos).
The scenes I witnessed at the opening of the new Apple store in London's Covent Garden were more like an evangelical prayer meeting than a chance to buy a phone or a laptop. --
En una sociedad moderna las personas tenemos un conjunto de derechos que podemos ejercer, uno de los más importantes es la libertad. Este derecho es tan ambiguo (y libre) que una persona tiene el derecho a ejercer su libertad o no: está en su derecho. Las razones por las que una persona renuncie a su libertad pueden ser muchas, y esas razones no las discutiré excepto una: la libertad de renunciar a su libertad.
La historia ha demostrado que los humanos tenemos un gran deseo tácito por pertenecer y ser aceptados, somos seres sociales. Algunos grupos sociales nos exigen que para ser aceptados renunciemos a nuestra libertad.
Retomando el término crucial devoción (la entrega total a una experiencia, por lo general de carácter místico) se entiende que para que una persona sea devota necesita decidir serlo, y esa decisión implica aceptar algunas cosas y renunciar a otras. Todo esto implica que la devoción nos hace pertenecer a un circulo social.
En el aspecto espiritual de una persona este es el camino correcto pero en un aspecto comercial no lo es. Recordemos que las marcas no son religiones, ni los dueños de ellas son Dioses y nosotros no somos creyentes más bien consumidores.
En el sub-mundo de la tecnología, al decidir ser fanboy de alguna marca, implícitamente estamos renunciando a todos los demás productos. Recordemos que el objetivo de las marcas es vender productos y lo único que desean los dueños de ellas es el contenido de nuestros bolsillos. Por esta razón el consumidor ideal para una marca es aquel que consume todos sus productos devotamente sin dudarlo con la promesa implícita de pertenecer a un supuesto grupo social selecto.
La cuestión en todo esto no se trata de Apple vs Samsung, Nintendo vs Sony vs Microsoft, Nokia vs LG, Mario vs Sonic, Coca vs Pepsi, McDonalds vs Burger King; tampoco se trata de quien demandará y ganará millones; ni tampoco quien domina el mercado, lo que en realidad está en juego es nuestra libertad.
Seamos consumidores inteligentes, no devotos, no renunciemos a lo más preciado que tenemos. Al final lo que importa no es que marca elijamos, importa la libertad y las razones con la que decidamos. Los productos y las campañas publicitarias son diseñadas por mercadologos que ingenian astutos mensajes para convencernos de que necesitamos lo que venden: un objeto inerte. Necesitan converncernos de que necesitamos su producto porque ellos mismos saben que no es así.
La tecnología está destinada a ser obsoleta así que cualquier fanatismo hacia ella también lo está, no olvidemos que los productos son solo objetos, poseer el más nuevo o "el mejor" (lo cual además es muy relativo) no nos hace mejores personas así como no tenerlos no nos hace peores. Respetemos y defendamos nuestro derecho fundamental: la libertad.
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